¿Por qué debemos mantenernos hidratados?
El agua en el cuerpo es esencial para que se lleven a cabo muchos procesos importantes. Desde nuestro sistema sanguíneo que transporta glucosa, oxígeno y nutrientes esenciales a las células, hasta los riñones que eliminan los productos de desecho que ya no queremos, el líquido en el cuerpo es vital para permitir que ocurran. También lubricar nuestras articulaciones y ojos, ayuda a nuestro sistema digestivo a funcionar y mantiene nuestra piel sana. Estamos especialmente diseñados para regular nuestra propia temperatura corporal, particularmente en condiciones de calor, al perder más agua a través de la piel (transpiración), que a su vez actúa para enfriar el cuerpo ayudando a mantener una temperatura estable.
Cuanta más agua perdamos a través del sudor, más tendremos que reponer, por lo que aquellos que viven (o de vacaciones) en un clima cálido, o pierden más líquido de lo normal al realizar actividades deportivas, necesitarán beber más líquidos con más regularidad para reponer los que se perdieron a través del sudor. Los niveles de agua en el cuerpo cambian a medida que envejecemos, y los recién nacidos tienen un nivel de líquido corporal más alto en comparación con los adultos. Las personas mayores todavía tienen niveles más bajos de líquidos, pero la hidratación es realmente importante en todas las edades.
Los niveles bajos de líquido en el cuerpo pueden causar dolores de cabeza, sensación de mareo, letargo, falta de concentración y sequedad de boca. A más largo plazo, la deshidratación puede causar estreñimiento y puede estar asociada con infecciones del tracto urinario y la formación de cálculos renales. La ingesta regular y adecuada de líquidos puede ayudar a abordarlos.
¿Cuánta agua necesitas?
Los adultos necesitan beber entre 1,5 y 2 litros de líquido al día. Una taza o vaso típico es de aproximadamente 200 mililitros (ml), por lo que esto equivale a 8-10 bebidas al día. Los niños necesitan un poco menos y deben aspirar a consumir entre 6 y 8 bebidas al día, pero una vez que llegan a la adolescencia, sus requisitos son similares a los de los adultos. No olvides que las necesidades de líquidos pueden variar según varios factores, incluido el nivel de actividad física y el clima, por lo que es mejor recordar beber con regularidad para mantener a raya la sed.